Desde El Dorado hasta la Gran Sabana, Venezuela. 

#MVRadioT7x03 | Emitido el 25.09.21 en Capital Radio

    Hoy Antonio Picazo nos lleva hasta Venezuela… Para seguir la ruta de El Dorado hasta la Gran Sabana.

    El Dorado es una pequeña población cuya actividad principal es el comercio, legal e ilegal, de oro y diamantes. Una localidad donde el ambiente nocturno gira entre bares y garitos donde circula lo más selecto de una cierta clase de vividores, oportunistas y buscavidas.

    El Dorado es la capital de la parroquia Dalla-Costa. La población se ubica en el oeste del municipio, su fundación fue durante el siglo 19, es la segunda población más grande del municipio, solo superada por Tumeremo con más de 5 mil habitantes.

    Una localidad histórica, ​ por ser el sitio donde el general venezolano Domingo Antonio Sifontes, ante la inminente invasión de la localidad por los ingleses que venían de la Guayana Británica, construyó un puesto militar e informó al presidente venezolano que bautizaba el sitio como El Dorado, por estar rodeado de minas de oro cercanas y en referencia al famoso mito del El Dorado.

    Cambiamos el rumbo y nos dirigimos hacia la Gran Sabana es uno de los más hermosos parajes de Venezuela en donde la tierra parece aún latir al soplo divino de la creación, según la describiera el escritor inglés Arthur Conan Doyle, en 1912, en el escenario de su fantástica novela «El Mundo Perdido». Donde encontramos una curiosa población minera en el lejano Oriente llamada Kilómetro 88 (San Isidro).

    Este mágico escenario perteneciente al Parque Nacional Canaima, está dotado de innumerables cascadas, impresionantes sabanas siempre verdes y majestuosas montañas tubulares, tepuyes que se levantan como islas sobre la tierra. La niebla se convierte en una pesada bruma y cubre las cimas de los tepuyes. Los tepuyes o “La morada de los dioses”, así denominan los indios de la Gran Sabana a estos peculiares montes. Los más grandes, altos y conocidos del Oriente venezolano son el Roraima, el Auyan Tepuy y el Kukenán.

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