San Francisco es, después de Nueva York, la segunda ciudad más densamente poblada de los Estados Unidos, con casi 900.000 habitantes en un área de 122 kilómetros cuadrados. Aunque esta peculiaridad, no se transmite en su aspecto, que, si bien posee un distrito financiero con los clásicos rascacielos, el resto de la ciudad se extiende a lo largo y ancho de esos 122 Km2 con edificaciones exclusivamente de 2 o 3 plantas como máximo, dando una sensación en todo momento de espacio y amplitud.

Fundada en 1776 por misioneros españoles y desarrollada gracias a la fiebre del oro. A mediados de siglo 19, llegaría la gran masa de inmigración, principalmente de Asia que llegaron a la ciudad con la idea de hacer fortuna.

Fue gracias a las ganancias producidas por la fiebre del oro, que San Francisco empezó a invertir en infraestructuras: El tranvía, los hospitales y colegios públicos, sistema de aguas, parques y bibliotecas, datan de esa época.

Con este ritmo de desarrollo y progreso, llegaría el 18 de abril de 1906: Un poderoso terremotos de 7’9 grados sacudiría violentamente la ciudad. Devastación y caos invadió esa mañana a San Francisco, pero lo peor estaba por llegar.

El posterior incendio producido por la instalación de gas que ya poseía la ciudad y acompañado por las construcciones de madera de la mayoría de las casas, fue la devastación total de la ciudad. El 75% de la población perdió su casa.

Esto no amedrentó a sus ciudadanos, que reconstruyeron rápidamente la ciudad a sabiendas de que se encuentran sobre la famosa falla de San Andrés y que muchos expertos pronostican el “Big One” un terremoto de magnitud superior a 8 el cual podría destruir otra vez la ciudad.

Así pues, hoy San Francisco es un referente mundial como ciudad tecnológica, sede de empresas como Google, Uber, Amazon, Facebook, Oracle entre otras muchas.