Australia es un país que en el imaginario viajero, posee una muy buena imagen, sobre todo en lo que se refiere a la zona de sus costas, pero sin embargo, en esos lugares del litoral, la visita a veces resulta algo decepcionante, a excepción de alguna ciudad como la dinámica Sídney, o quizá, la Gran Barrera de Coral.

No obstante, es su interior, en el que si bien aparentemente se puede considerar que, desde un punto de vista convencional, no hay nada que resulte atractivo para el visitante -aquello es un páramo sin fin- , existe un mundo en buena medida oculto, algo nada fácil de descubrir a lo largo de lo que es el llamado Outback. Pero así resulta ser la autenticidad y el vigor de lo árido, tanto en lo que se refiere al paisaje como a sus no numerosas gentes.

Hoy en Miradas Viajeras vamos a intentar penetrar, aunque sea ligeramente, debajo de esa manta de desierto que es el interior de un territorio remoto en todos los sentidos: el Outback.