Contemplando los bisontes y las otras pinturas que aparecen representando tiempos pasados en esas paredes rocosas, el visitante puede evadirse e intentar alcanzar el “éxtasis” que supone tener el honor, y, el orgullo, de poder estar frente a algo único. Algo que habla de tiempos lejanos de 15.000 a 6.000 años antes de nuestra era, y que menciona a unos individuos, llamados “eufemísticamente”, primitivos.

Pero Santillana del Mar es algo más, no sólo este pasado Prehistórico.

Villa de tinte medieval, con calles empedradas que discurren entre palacios y construcciones de espléndido corte. Conocida como la “villa de las tres mentiras”, pues ni es “santa”, ni “llana”, y el “mar” queda algo lejos, aunque próximo.

Situados en la Plaza Mayor de Ramón Pelayo, comienza la aventura de la historia, el recorrido calle empedrada arriba, calle empedrada abajo… cualquier dirección es buena para sumergirse en uno de los pueblos más bellos y hermosos de España.

Aquí el antiguo Monasterio de San Juliana, del siglo 9, que pasó en el 12 a ser la Colegiata de Santa Juliana, principal exponente del arte románico de Cantabria. Si antes se podría hablar de “éxtasis” con las pinturas rupestres, se puede decir algo semejante ante la belleza de su claustro.