En el norte de la provincia de Guadalajara, en pleno reino del río Tajuña, existe un paisaje de colinas y repechos abruptos, cubierto por una vegetación espesa formada por encinas y matorrales. Los caminos son algo difíciles de seguir ya que estos están contagiados por una especie de somnolencia perpetua, por una calma que no deja de ser un tanto celosa, como desconfiada. Y es que, por aquí, donde hoy solo el sonido del viento es lo único que se deja oír, no hace tantos años, se libraron batallas y escaramuzas.

A finales del año 1937 y principios de 1938, estos campos de Guadalajara fueron recorridos por tropas y guerrillas, por lamentos y detonaciones, eran tiempos de la Guerra Civil Española. Las cicatrices de aquel pasado todavía se señalan y se encuentran en este terreno receloso. Trincheras, refugios, latas oxidadas, vainas, peines de balas, metralla, obuses, restos de cajas de munición. Todo un desafío para el viajero fisgón que quiere recorrer la arqueología de un pasado imperfecto, los vestigios de un verdadero naufragio.
Para hablarnos de este lugar, de esta especie de ruta no señalada por las guías turísticas, hablamos con el historiador y arqueólogo Luis Antonio Ruiz Casero.

Luis A. Ruiz Casero es doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. En el año 2015 publicó una monografía acerca de la olvidada batalla del sur del Tajo durante la Guerra Civil Española. Es especialista en arqueología en torno a esta contienda. Así mismo, es miembro de la Asociación Española de Historia Militar.